La sociedad, y por tanto los seres humanos que la forman, en los últimos tiempos han dado un lugar prioritario al intelecto (a la mente racional), y se ha olvidado en algunos casos casi por completo de todo lo que no provenga de la razón y la percepción con los sentidos estrictamente físicos.
Algunos pueblos, tribus o culturas posiblemente consideradas "salvajes" aún conservan otra forma de relacionarse con la vida, con lo que consideramos más allá de nosotros, y con nosotros mismos desde un lugar menos racional, desde la apertura y entrega.
Desde la consciencia de que todo está unido y hay una relación viva entre todo lo existente.
Lo que para una parte de la sociedad parece ridículo y digno de burla, es una realidad para otras culturas: la comunicación y conexión con animales, el vínculo con el animal de poder, la comunión con árboles sabios para recibir consejos ancestrales, la conexión y sanación con plantas y minerales… Algunos pueblos indígenas aún sienten la vida de esa forma, desde ese lugar de agradecimiento y honra a "LO QUE ES".
En nuestra cultura olvidamos lo que somos y nos creemos, en la mayoría de los casos, que lo tangible es lo real, olvidándonos que la ciencia no ha podido aún resolver su enigma de base. ¿Cuál es la energía primordial creadora, qué es lo que sustenta la vida y mueve el mundo?
Somos energía/materia, pero tendemos a percibirnos como materia. La materia es tan solo una pequeña franja de vibración que podemos percibir con nuestros sentidos físicos. Si estamos muy identificados con la materia, estaremos muy apegados a las percepciones de la mente a través de nuestros sentidos físicos, por consiguiente al paradigma de dualidad y separación (un tú separado de un yo, sin nada que los vincule).
La materia es la consecuencia última de la energía que la conforma. Aunque no lo percibamos, materia y energía no son separables entre sí.
Las frecuencias de vibración más densas son las que percibimos como materia. Las más sutiles no son perceptibles de forma muy evidente por nuestros sentidos físicos "tradicionales". Cuanto más nos identifiquemos con la materia, más difícil nos resultará acceder a las frecuencias más sutiles.
Esto es aplicable a todo lo manifiesto. El primer verso del Tao Te King de Lao Tze lo expresa de su particular forma:
"El Tao del que se puede hablar no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser nombrado no es el nombre eterno.
El innombrable "no ser" es el origen del cielo y la tierra,
y el que puede ser nombrado es la madre de todo lo particular.
El Tao innombrable, el del "no ser", nos lleva a conocer su esencia,
el Tao del "ser" nos lleva a conocer sus manifestaciones.
Los dos Tao son uno, su diferencia está en el hecho de "ser" o "no ser" nombrados.
Ambos son uno mismo por razones misteriosas,
y en la profundidad de ese misterio está la esencia de la vida.”
Esto es parte del Taller práctico Descubre y Siente Los Minerales
Paloma Godoy
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