Nosotros en nuestro estado de conciencia ordinario podemos percibir de forma consciente una parte de la cualidad de la energía de un espacio. De las frecuencias de energía que no percibimos, es posible que podamos sentir su efecto en nuestro cuerpo físico y energético.
A modo de ejemplo: al entrar en un centro comercial al poco tiempo nos agotamos, cambia nuestro estado energético, perdemos vitalidad, aparece cierto embotamiento mental y nos sentimos desconectados. Cuando salimos de ese entorno tardamos un tiempo en volver a sentirnos nosotros.
Por contraparte, cuando estamos en un entorno natural, aún sin ser conscientes de ello, nos relajamos, nuestra frecuencia mental cambia y nos sentimos ligeros, conectados, y las preocupaciones se disipan.
En los espacios, además de las energías propias del lugar, también resuenan vibraciones de las personas que han estado frecuentando esos lugares y permanece cierta resonancia de la energía emocional, mental y espiritual que se ha experimentado ahí, sobre todo en los espacios cerrados y si la energía ha sido muy intensa.
Ese es el motivo por el que cuando entras en un monasterio o templo invita al recogimiento y al silencio interno. Cuando entras a un lugar donde las energías que se mueven son menos armoniosas, puedes sentir otro tipo de sensaciones e incluso puedes cerrarte para no sentir o notar que una parte de ti desea salir de allí.
Te invito a que hagas conscientes tus sensaciones al entrar en un edificio de oficinas de alguna corporación o administración, compárala a la experiencia de un centro comercial, de un templo o lugar de comunión con energías superiores, a la de un entorno natural.....
¿Te has parado a sentir las energías de tu propio hogar? Quizás lo más fácil es hacerlo por contraste… percibe como te sientes al entrar cuando vienes de un entorno expansivo (naturaleza) y cuando llegas de un entorno drenante.
¿Sientes calidez y alegría al volver a casa? ¿Sientes pesadez y densidad?
Además de la propia energía del lugar, las personas afectamos a los espacios en los que vivimos (reímos, hacemos el amor en ellos, lloramos, nos enfadamos o discutimos).
Es importante cuidar la energía de nuestro hogar y mantener orden e higiene física y energética. Si conoces algo de Feng Shui, sabes de lo que hablo. También podemos armonizar nuestro hogar de otras formas (aceites esenciales, sonidos armonizadores, imágenes…) y por supuesto con minerales.
Nos acercamos atrabajar con la energía de los espacios en el taller "Descubre y Siente los Minerales 2"
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