Muchas veces nuestra Afrodita interna ha sufrido a causa de las experiencias de la vida, de mal usar nuestra energía o no ser del todo conscientes de la atracción que ejercemos sobre el otro y las consecuencias del deseo irreflexivo y pasional.
Cuando hemos tenido experiencias de una Afrodita precoz, no equilibrada o distorsionada, o quizás no hemos tenido acompañamiento para contextualizar determinadas experiencias, pueden surgir conflictos con nuestra Afrodita interna.
Identificar esa energía en nosotras, ver cómo la tenemos integrada y trabajar sobre ella, liberando, equilibrando y sanando, puede ser un trabajo de mucho poder.
Quizás Afrodita despertó en ti antes de que tú fueses consciente de su poder sobre la atracción o deseo de otras personas, y recibiste una atención que no deseabas ni entendías y de forma inconsciente o consciente decidiste alejar esa energía de ti. Amordazaste a la Diosa y la vestiste de harapos para no volver a recibir ese tipo de atención más.
Quizás te diste cuenta de ese poder y te gustó, y a lo mejor lo utilizaste de la forma no más consciente y eso produjo un tipo de relaciones que no te nutrían en lo esencial, y te acostumbraste a relacionarte de esa forma.
Es posible que Afrodita despertase en ti de forma arrolladora y te entregases a ella sin valorar las consecuencias de ese torrente de puro deseo, sensualidad y presente, y eso produjo una oleada de juicios y etiquetas (por ellos y por ellas) que te hicieron sentirte mal, con poco valor, y no respetada o considerada digna. Quizás por eso decidiste rechazar esa energía en ti, porque creías que así serías respetable y digna de amor sincero.
Quizás tu entorno era demasiado moralista y restrictivo como para siquiera dejar que esa energía eclosionase, y ese bloqueo adoptó la forma de juicio visceral hacia las Afroditas de otras mujeres.
Quizás viviste tu Afrodita de una forma equilibrada, amorosa y respetuosa, en los lugares y tiempos armónicos y esta energía en ti está sana y libre de cargas y estigmas.
Este último caso, en mi experiencia, es el menos frecuente.
En el transcurso de mis experiencias vitales he pasado por casi todas las etapas, desde vestirme con ropa ancha y poco vistosa para no atraer miradas, pasando por el disfrute de la seducción y el placer sin mañana ni memoria, hasta el meter a Afrodita en un armario y tirar la llave para abrazar una espiritualidad mal entendida.
Después de un tiempo trabajando con la energía femenina, toca volver a dar otra mirada a esta energía sumamente poderosa, que nos abre al éxtasis, la pasión, el presente, la creatividad, la belleza, el erotismo, la relación, y por supuesto al amor.
Trabajamos esto de forma transversal en todos los Talleres relacionados con la energía Femenina, como "Amando mi cuerpo, Mi cuerpo es inocente, sagrado y merece placer", pero quizás de forma más explícita en el Taller "Reconociendo mi Energía de Vida, otra forma de vivir mi sexualidad".
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