Soberanas de nuestro Placer

Soberana: que ejerce o posee autoridad suprema e independiente.

Me gustaría que este concepto estuviera  presente de alguna manera en nuestras vidas. En esencia, somos Soberanas de nuestras vidas, cuerpo y energía, pero estamos condicionadas para delegar nuestro poder y responsabilidad fuera.

 

Si queremos reconectar con nuestra energía sexual, placer y sensualidad, debemos ser conscientes de que son aspectos nuestros; no es algo de lo que sea responsable otra persona (pareja, amante…). Yo me abro al placer y a la vida y desde mi amor me comparto (o no).

 

En generaciones anteriores la sexualidad de la mujer fuera del matrimonio era pecado, dentro del matrimonio la mujer era educada para tener relaciones sexuales cuando el hombre quisiera, y el disfrute del propio cuerpo también era considerado pecado (ya que su fin no era engendrar vida). Aunque en nuestro consciente traemos otra información, en muchas de nosotras estas creencias están operando en la sombra.

 

Recordemos que el enfoque de la religión católica de la sexualidad no es el único (aunque es el que nos condiciona de forma subconsciente a la mayoría e nosotras), y hay otras filosofías en las que la sexualidad es sagrada y fuente de salud, poder, vitalidad, trascendencia y unión con lo divino.

 

Muchas veces hacemos más por el placer y confort de los demás, que de nosotras mismas. Ser conscientes y honrarnos en este aspecto también es parte del trabajo con nuestra sensualidad y sexualidad. Cuando realmente consideremos nuestro cuerpo un templo y nuestra sexualidad algo sagrado, lo honraremos como tal.

 

El darnos espacios de presencia, de tiempo de calidad, de autocuidado y merecimiento, es una parte sumamente importante. Quizás lo consideramos superfluo y eso es parte del problema. La mayoría hemos abandonado esos espacios que nos regalamos a nosotras mismas para reconectar con nuestro cuerpo, con nuestro placer, con nuestra sensibilidad. Hemos puesto nuestro placer y nuestra sexualidad al final de una larga lista de "prioridades", y muchas veces en manos de otra persona. Hemos abandonado un aspecto de nosotras que merece ser cuidado.

 

Tratémonos como trataríamos a nuestro mejor amante; prioricemos la relación con nosotras mismas.

 

La sexualidad se manifiesta en el placer de sentir en tu cuerpo el roce de las sábanas en la cama, las delicadas caricias que te das a ti misma en las piernas o vientre y que abren tu energía, el placer de sentir el sol en la piel, o la brisa en la espalda...

 

Nuestro órgano por excelencia vinculado con el placer es la piel, y este está por todo el cuerpo. La sexualidad no se limita a los genitales y el pecho; la sentimos con el cuerpo, pero es un estado interno de apertura, deseo, entrega… La sexualidad es una experiencia física, emocional, energética y espiritual... Es apertura, es expansión, es relación, y puede llevarnos a estados de profunda conexión con todo sin necesidad de llegar a un explosivo orgasmo pico.

 

Normalmente lo que nos impide vivir nuestra sexualidad de una forma consciente son las creencias sobre la sexualidad, el placer, la mujer y su cuerpo que arrastramos de forma subconsciente, así como las experiencias propias o del linaje que aún no hemos gestionado adecuadamente.

 

Trabajamos este aspecto de diversas formas en el taller del Huevo Mineral Vaginal, en el taller de Reconexión consciente con nuestro Útero y en el taller de amor al cuerpo "Amando mi cuerpo, Mi cuerpo es inocente, sagrado y merece placer"

y en taller Reconociendo mi Energía de Vida, otra forma de Vivir mi Sexualidad.